Ante el incremento de casos de hurto en pequeños comercios, las autoridades locales y gremios como Fenalco han reiterado la importancia de que los tenderos fortalezcan la seguridad física de sus establecimientos, como medida preventiva clave para proteger su fuente de ingreso y garantizar la tranquilidad en sus comunidades.

Las tiendas de barrio, por su cercanía y facilidad de acceso, siguen siendo objetivo frecuente de la delincuencia común. Sin embargo, expertos aseguran que la implementación de elementos básicos de seguridad puede marcar una gran diferencia frente a situaciones de riesgo.

“Los tenderos no solo deben pensar en vender, también deben priorizar la protección del lugar desde donde operan. Una tienda segura no solo protege al comerciante, sino también al cliente y al entorno”, afirmó Carlos Medina, vocero de Fenalco Huila.

Entre las recomendaciones más destacadas se encuentran la instalación de cámaras de videovigilancia, alarmas conectadas a redes comunitarias, cerraduras de alta seguridad, rejas reforzadas y una buena iluminación tanto en el interior como en el exterior del local.

También se sugiere mantener una comunicación constante con la Policía del cuadrante y participar en frentes de seguridad o grupos vecinales que permitan la reacción rápida ante cualquier emergencia. Algunos barrios de Neiva, por ejemplo, ya han implementado alarmas comunitarias y redes de comunicación vía WhatsApp entre tenderos y autoridades.

“Yo decidí invertir en una cámara y una luz de sensor en la entrada. Desde entonces he notado menos presencia sospechosa y más confianza de los clientes al entrar”, comentó Gloria Rodríguez, tendera del barrio La Gaitana.

La invitación general es a no esperar a ser víctima de un delito para actuar. Las tiendas de barrio cumplen un rol social vital y su permanencia depende en gran medida de la prevención.