El panorama de las tiendas de barrio en Colombia, sector golpeado por la desaceleración económica

Las tiendas de barrio, símbolo tradicional del comercio colombiano, han sido durante décadas uno de los pilares más fuertes de la economía popular. No solo representan cercanía, confianza y atención, sino que también son fundamentales para el sostenimiento económico de millones de familias en los estratos bajos y medios del país. Sin embargo, en el año 2024 este sector cerró con un panorama poco alentador.

Según Juan Pablo Muñoz, gerente de ventas de Servipunto, las tiendas de barrio experimentaron una reducción del 5,2% en sus ventas durante el 2024, afectadas principalmente por los efectos de la inflación y el estancamiento del poder adquisitivo de los hogares colombianos. “El consumidor ya no compra como antes y esto no solo golpea al tendero, sino a toda la cadena económica de la clase baja y media”, señaló.

Esta disminución refleja no solo una baja en la demanda, sino también una alteración profunda en los hábitos de consumo. Las 12 categorías más vendidas, entre ellas alimentos básicos, productos de aseo y artículos de consumo diario, han registrado una contracción promedio del 5%, lo que demuestra cómo los clientes están priorizando únicamente lo esencial y dejando de lado productos que antes eran parte habitual de sus compras.

El impacto es especialmente fuerte en los estratos 1, 2 y 3, que son los principales usuarios de las tiendas de barrio. En estas comunidades, la economía no da tregua, los ingresos no crecen al ritmo del costo de vida y la plata no alcanza. Como resultado, los volúmenes de venta han bajado y los tenderos se enfrentan a márgenes más estrechos, sin muchas opciones para competir con las grandes cadenas o los descuentos por volumen.

Este panorama evidencia que, aunque las tiendas de barrio siguen siendo esenciales en el tejido social y económico del país, necesitan apoyo y estrategias de fortalecimiento para enfrentar los retos actuales. Capacitación en herramientas digitales, programas de crédito flexible, redes de abastecimiento solidario y campañas de consumo que puedan ser claves para reactivar su dinámica. Mientras tanto, muchos tenderos continúan resistiendo con creatividad y esfuerzo, confiando en que la tradición, la cercanía con sus clientes y su rol fundamental en los barrios sigan siendo motores para la reactivación.

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