En cada tienda se mueven muchos productos y se generan residuos que, si no se manejan adecuadamente, pueden convertirse en un problema ambiental y de salud pública. Por eso, los tenderos tienen en sus manos una oportunidad valiosa al poder convertirse en aliados del reciclaje y la economía circular desde sus propios negocios.

En lo que va de 2025, muchas ciudades colombianas han fortalecido sus políticas de separación en la fuente y manejo de residuos sólidos. Una tienda de barrio puede empezar por lo más simple como separar cartón limpio (como las cajas de productos), botellas plásticas de las gaseosas, empaques metálicos de productos enlatados y bolsas plásticas. Es importante que estos materiales estén limpios y secos, ya que los residuos contaminados con alimentos o químicos no se pueden reciclar fácilmente y pueden afectar todo el lote de reciclaje.

¿Qué puede hacer el tendero?

Desde el rol de cada tendero se pueden lograr grandes cambios, por ejemplo, el separar las cajas donde viene el aceite o productos de aseo que puedan aplanarse y almacenarse para entregarlas semanalmente a recicladores autorizados. La botellas plásticas y latas pueden ser enjuagadas y clasificadas en un recipiente exclusivo. También se puede reutilizar las bolsas plásticas o entregarlas limpias para reciclaje, especialmente si son gruesas y en buen estado.

El aceite de cocina usado no debe ir por el lavaplatos, algunas empresas recolectan aceite usado para transformarlo en biodiésel. Además, los empaques múltiples se pueden separar en varios materiales (plástico, papel, aluminio) y verificar si se pueden entregar en puntos especiales.

Cuando una tienda separa residuos y los entrega adecuadamente, no solo contribuye al medio ambiente, sino que también apoya el trabajo de los recicladores, quienes muchas veces viven de lo que pueden recuperar y vender. Esta cadena de valor empieza en la tienda, sigue en la calle y termina transformando lo que antes era basura en nuevos productos útiles.