La tienda de barrio no solo es un punto clave para la economía local, también es un lugar de encuentro, confianza y servicio para los vecinos. Sin embargo, los tenderos enfrentan a diario riesgos como robos, estafas o daños a sus establecimientos, especialmente cuando trabajan solos o en zonas con poca vigilancia. Por eso, la seguridad debe ser una prioridad para proteger tanto el negocio como la vida de quienes lo atienden y más en lugares como Neiva que la seguridad flaquea por todos lados.

Una de las primeras recomendaciones es revisar las condiciones físicas del local, asegúrate de tener buena iluminación dentro y fuera de la tienda, especialmente si abres en la madrugada o cierras tarde. Las puertas y rejas deben estar en buen estado, con cerraduras resistentes. Si es posible, instala cámaras de seguridad visibles; estas no solo ayudan a disuadir a los delincuentes, sino que también sirven como prueba en caso de incidentes.

Otro aspecto clave es el manejo del dinero, evita tener grandes sumas en efectivo en la caja y si necesitas hacer un depósito procura que sea en horarios seguros y por rutas diferentes cada vez. Revisa con atención los billetes grandes y no entregues productos fiados a desconocidos o a personas que no tengan una relación de confianza contigo. También es importante que, en lo posible, cuentes con una persona de apoyo o establezcas alianzas con otros tenderos del barrio para estar atentos entre todos ante cualquier situación sospechosa.

Finalmente, ten siempre a la mano los números de emergencia de la Policía y mantén una relación cercana con la comunidad. Muchas veces, son los mismos vecinos quienes alertan de movimientos extraños o pueden ayudarte ante una urgencia. Ser amable, pero también precavido puede marcar la diferencia entre un negocio tranquilo y uno vulnerable.